sábado, 24 de noviembre de 2012

LA MUERTE INCOMPRENSIBLE NUNCA DEBE CAER EN EL OLVIDO

No quiero, no de da la gana olvidar, ahora que vivimos en tiempos convulsos, en momentos que todos y ninguno escapamos de ello, el estres, la preocupación y la ruina, hace que olvidemos rápido cosas incomprensibles, que se viven y se sufren en lugares lejanos, son muchas las desgracias que ocurren en el mundo, una de ellas esta-

Alguien sabría decirme si reconocen estos nombres? Alma Chavira Farel (12 años), Silvia Rivera Morales (17 años), Sagrario Gonzalez(17 años), Gladys Janeth Fierro(12 años), Maria Elena Chavez Caldera(15 años) y así hasta sumar 400, cifra escalofriante, pero mas impactante es que pueda ser mucho mas elevada.. esa cifra lleva detrás, 400 familias destrozadas, llenas de rabia e impotencia.

Hablo de Ciudad Juarez, hablo del asesinato, violación y mutilación de tantas mujeres, niñas muchas de ellas, que no solo son victimas del tratado de libre comercio( de lo que se podría hablar largo y tendido) no quiero que se olviden sus nombres, sus ilusiones truncadas, esas vidas que tan poco valor tienen en un país azotado por la violencia, el narcotrafico y una mentalidad en la cual, la mujer no tiene valía, donde la violencia y la agresión esta no solo bien vista, sino también lo consideran un derecho. 
Ellas también tenían ilusiones, trabajaban demasiadas horas por un sueldo miserable, que en muchos casos eran el único ingreso de familias completas. 

Imagino la sorpresa y la incomprensión de las primeras victimas..inocencia interrumpida, su angustia.. pero las que después fueron cayendo, aquellas que sabían perfectamente que sumarian un numero mas en la lista negra, en esos momentos, me imagino intentando sentir lo que ellas y solo me quedo con la tristeza y el dolor físico y mental de saberse perdidas, que son carne de desierto, carne de un descampado y que sus luces se apagan casi deseando que sea rápido.

A muchas de ellas, las torturaron y violaron durante días antes de morir. 

Todo esto ante el pasotismo de una policía y gobierno corrupto, complices de su olvido. Esto es lo que pasa en Ciudad Juarez durante años.... que pesan en la ira del pueblo como losas, y cuando en alguna ocasión madres con coraje luchan por buscar justicia, terminan acribilladas a tiros en plena calle. 

No quiero que se olvide que existe este lugar ( no es el único ), que desgraciadamente no se recordara por las cosas bellas que pueda tener sino como un verdadero cementerio viviente. 

Tampoco quiero olvidar, que allí no solo mueren mujeres, hay miles de asesinatos, donde defender la libertad de expresión se paga con la muerte y la tortura, y se exhibe para amedrentar a los que cansados quieren gritar un basta ya.. 

En honor a estas almas, y a los que en una de las ciudades mas peligrosas del mundo, continúan como pueden esta agotadora carrera de fondo, para luchar por los derechos mas básicos, donde quien escribe algo como lo hago yo, puede terminar muy mal y donde todo se permite, los gobiernos, no solo el Mexicano, consienten esto por puro poder, por dinero manchado de sangre.

Me niego a olvidar que en el mundo existe esto y mucho mas, donde la vida no vale nada, donde somos considerados carnaza y mano de obra, donde cada día hay menos luz. Donde el temor rige nuestras vidas en un mundo fabricado a medida como una ratonera.


sábado, 17 de noviembre de 2012

Turno de Noche

Hay cosas en la vida que hacen que uno cambie, que uno madure o que lo que pensaba no era exactamente ajustado a la realidad.

Para mi la mejor y mas dura experiencia laboral fue mi trabajo en el Hospital, añoro todos y cada uno de los momentos que allí he pasado, buenos y malos.
Trabajaba en el turno de noche y mi estancia allí, se repartió en los dos pabellones que nadie quería, por la carga emocional que se siente en ellos( teniendo en cuenta que tengas moral, allí vi a muchos compañeros que no sabían lo que era eso ni por asomo)

Mi primer pabellón, y para mi sin duda alguno el mas duro fue la UVE( la mas grande de Europa, por cierto), recuerdo la ilusión con la que llegue y me puse el uniforme en las taquillas, y cuando entre allí, me quede impactada, para el que no lo sepa la UVE, es donde están los pacientes con daño cerebral irreversible, es decir lo que antes se denominaban los enfermos en estado vegetal.
Encontré una enorme sala diáfana, llena de camas colocadas en linea, y una pequeña salita al final cerrada pero eso si acristalada para cuando llegaban a estar críticos, que las familias pudieran tener intimidad o si había algún aislado.
Pase timidamente sabiendo que debía aprender rápido, muchas medicaciones y mucha responsabilidad, porque al contrario que los demás pacientes, ellos no pueden decirte si les duele algo o no, así que en las noches el silencio valía oro, cuando había algún ruido, ronquido o inquietud, uno salia pitando a la cama que fuera, controlando todo hasta el limite, porque ellos 100% dependen de ti, eres su voz, eres sus manos y sus pies, fue allí donde mas aprendí sobre farmacos y sobre bombas de alimentacion. Pero también aprendí algo mucho mas importante, y es lo increíblemente doloroso que puede significar la palabra vida. Nunca he sido partidaria de la reanimacion transcurrido cierto tiempo, porque quedarse así, me parece inhumano, y desgraciadamente lo es. Pero aun así, les tenia un cariño brutal, pasados los días, ya sabia quien era quien o que les ocurría nada mas escuchar una tos o un atragantamiento, quien se agitaba y porque, es mas, hablaba con ellos todas las noches, en cada cambio, en cada toma, y de todos ellos aprendí sus vidas, lo que mas impresionaba era ver como encima de su cabecero había un corcho con sus fotos antes de su tragedia, y yo me sentía feliz de acariciarles las manos y ver como en algunos casos excepcionales, obtenía respuesta...pero salí de allí, teniendo dos cosas claras, que digan lo que digan los médicos, creo que tienen momentos de consciencia muy a su pesar y que jamas desearía que nadie me dejara viva en esa circunstancia. 

Después pase a Paliativos, donde mi felicidad fue completa, si, aunque no lo entendáis, es evidente que quienes somos sanitarios vocacionales, la mayor recompensa o meta es que un paciente remonte y salga por si mismo de allí, pero para mi era mas gratificante estar con aquellos que emprenderían el segundo viaje mas importante de sus vidas, el primero es nacer. Fue curioso y a la vez muy cansado porque coincidió que precisamente mi padre estuvo a punto de morir por aquella época y mi vida transcurría entre mi trabajo y su hospital. No sabría explicaros lo mucho que aprendí allí, lo feliz que era cuando llegaba la hora de dejar todo preparado en casa y cogía el coche para entrar a fichar, escuchar el parte y ponerme manos a la obra. Con mis pacientes he reído y llorado, he mantenido conversaciones impagables y he recibido lecciones brutales, recuerdo correr por los interminables pasillos acudiendo a la mas mínima llamada, me sorprendió como en la mayoría de los casos la serenidad era lo que mas veía en sus caras, aunque en casos en los que estaban solos o semi abandonados, también he sentido el miedo y la angustia, y quedarte con ellos en silencio hasta que llegaba el momento, hacer que sintieran tu presencia y el contacto físico les ayudaba a cruzar ese umbral.
No os voy a engañar, se sufre, pero cuando mas me dolía una muerte, era cuando ocurría sin estar yo de guardia, me gustaba estar ahí, mirarles y hablarles, con los mismos que semanas antes cuando su estado era mejor, nos reíamos o charlábamos. También reconozco y como no soy hipócrita, que había gente que había sido muy retorcida en su vida y en estos momentos también eran retorcidos e insoportables, que de todo hay, pero en general, no era así, algunos te hablaban de como se sentían, sus familias también, porque sus familiares podían pasar la noche y la complicidad se creaba, salíamos a fumar a hurtadillas al jardin con ellos y con algunos se entablaban muy buenas relaciones. Aunque sabia que debía guardar un espacio nunca me negué a un abrazo cuando ya había acabado todo, en esos momentos tragas saliva y el silencio cobra mas importancia que nunca. 

Recuerdo que algunas compañeras no entendía que no tuviera reparos cuando bajaba con ellos sola al deposito, y siempre he pensado y digo que me asustan los vivos...

Recuerdo mi fin de año del 2011, de guardia en noche vieja, cantando las campanadas porque se nos jodio la tele,y me toco hacer la Pantoja, cantando los cuartos incluidos, recuerdo ir a robar material a otros pabellones, porque nos faltaban existencias y recuerdo a ciertos compañeros, no demasiados con mucho cariño, de allí saque una amiga, una enfermera joven, una persona responsable y buena profesional, con la que volvería a trabajar de mil amores y con la que me he reído y también hemos pasado momentos muy duros. 

He sentido indignación y rabia con compañeros, que por mi irían a la puta calle, por inhumanos y mal nacidos.

Pero lo que mas recuerdo son las miradas de mis pacientes, las sonrisas y las palabras como mazos que repetían una y otra vez que la vida es corta, que perdemos demasiado tiempo en idioteces, que los miedos paralizan y esclavizan y que lo mas grande que puedes hacer por alguien en esas semanas, a lo sumo un par de meses de estancia, es que hay que darles cariño, fuerza y compañía, combatir por encima de todo el dolor y sobre todo darles DIGNIDAD...

Por todos estos motivos y otros muchos que se quedan en el tintero del respeto e intimidad de todos ellos, fui inmensamente feliz, y daría lo que no tengo por volver a vivir y a sentirme plena trabajando, los que me conocéis, sabéis que también soy maquilladora, y aunque es un trabajo precioso y muy creativo, no lo puedo comparar.

Cuando por las mañanas llego a mi actual trabajo en esa oficina, siento impotencia y axfisia, pero no me queda otra, que seguir formándome, y seguir soñando que algún día volveré.

Fin de la guardia

Gracias de antemano