lunes, 29 de julio de 2013

Bajo el talud

Que ocurre cuando uno en su insolencia mira a la cara a su realidad y comprueba que no hay mayor horror que el propio día a día.
cuando el alba augura un momento de vacío vertiginoso, que se repite alba tras alba.. Cuando a pesar de los diferentes escenarios y personajes, todo es igual.
Que podemos pretender cuando el grito te espera a ralentí en el recibidor, cuando eres un simple objeto de decoración o lo que es peor, un talismán humano? Cuándo eso ocurre, las lágrimas dejan de brotar por el camino, cansadas de llenar charcos infecundos de tristeza, el corazón palpita porque ha de mantener las constantes, aunque ya no quede atisbo de vida.  Y entonces tus pasos movidos por la inercia, te colocan bajo el talud, te sorprende pero a la vez te arranca una sonrisa torcida comprobar donde te llevaron tus zapatos, y sin más equipaje que unos pocos sueños truncados, decides que no se antoja mejor  momento ni lugar para ser un cobarde con mayúsculas y abandonar una existencia que ya no merece tu atención. Es un segundo, nada más! Mil maneras diferentes de morir o mirado desde otro prisma, mil maneras de alcanzar la libertad...
Una vida sin dignidad no es vida, una vida sin criterio, sin rumbo y sin esperanza es un purgatorio que sólo tu ves, porque en realidad a nadie más le interesa verlo. 
Bajo el talud el sudor frío recorre tu nuca y el que nunca llego a ser el primero en nada en su vida, pega un golpe seco con los nudillos y enérgicamente ansia el valor desesperado para cerrar el libro de su vida con un punto y final, quizás donde debería ponerse un punto y aparte. 
Bajo el talud el silencio recupera su importancia y reclama autoritario su espacio. No hay retorno ni despedidas, sólo el tiempo eterno de los últimos momentos y después, que hay después? La nada, el inicio de la pesadilla real? Deambular hasta aguardar el que deberá ser el momento realmente predestinado? 
Me encantaría saber y que tu me dijeras, que fue de tu alma, de tu cuerpo ya lo se, carne y huesos en aquella caja. Pero no logre nunca escucharte, por más que visito el talud, por más que sepa que sigues ahí esperando irte, esperando tu tránsito. 
Que me hace distinta a ti? Nada.. Quizás sólo sea esa estúpida manía de creer que la vida dará una tregua, que no siempre será igual, pero lo más probable sea que no se ser cobarde con mayúsculas aunque a veces lo desease. 


Gracias de antemano